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       Lograron
      capturar un ejemplar hembra de 90 kilos. Le colocaron un collar
      satelital  para controlar sus movimientos y conocer sus costumbres. 
      
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        Para eso, comenzaron a seguirlos vía 
            satélite. La idea es saber cuáles son sus movimientos, sus áreas 
            de permanencia durante las distintas épocas del año, y profundizar 
            en sus costumbres. Se busca también conocer con precisión sus 
            patrones de conducta que permitan, a futuro, establecer territorios 
            o zonas de protección, que reduzcan el impacto que tienen sobre el 
            rebaño y el ganado.
  El proyecto Yaguareté comenzó hace dos 
            años, en la Selva de las Yungas, ubicada entre Salta y Jujuy. Fue 
            una iniciativa de la organización Greenpeace y el equipo está 
            coordinado por el biólogo Pablo Perovic, del Instituto de Biología 
            de la Altura de la Universidad de Jujuy, y que también es un experto 
            en grandes felinos. 
  Pero recién el lunes, el proyecto empezó 
            a ser realidad, cuando un grupo de biólogos capturó un yaguareté 
            hembra, de 90 kilos.
  La adormecieron, le pusieron un 
            collar satelital y la volvieron a largar en el monte. Ahora, a 
            través de sensores, el collar envía información al satélite sobre el 
            animal: sus pulsaciones, la temperatura corporal, los movimientos 
            del cuello y su ubicación geográfica.
  Esos datos bajan 
            del satélite en forma codificada, tres veces por día, a la 
            computadora de los investigadores. "Con estos parámetros sabemos si 
            el animal está durmiendo, cazando o jugando", indicó Perovic al
      periodista.
  Pero no están pendientes del reporte diario. 
            Cuando se acumulen los datos de toda una semana, recién se van a 
            sentar a analizar por dónde anduvo y cuál fue la actividad que 
            tuvo.
 
  Objetivos
  "El objetivo de esta 
            experiencia es doble: social y ambiental", explicó Emiliano Ezcurra, 
            de la organización ecologista Greenpeace. Emiliano Ezcurra participó 
            de la búsqueda del yaguareté en plena selva de Yungas, que se 
            realizó durante semanas enteras.
  El objetivo social es buscar 
            una solución al conflicto entre los yaguaretés y los dueños del 
            ganado, que es atacado por estos animales. En la medida que 
            sigan atacando al rebaño, el hombre los va a seguir 
            matando.
  La apuesta es conocer cuáles son sus áreas de mayor 
            influencia, para poder proponer lugares y alternativas futuras de 
            conservación.
  El objetivo ambiental se refiere a la 
            importancia de los yaguaretés en la escala de alimentación de la 
            selva. El yaguareté es un eslabón insustituible porque se considera
      una especie reguladora del ecosistema de Yungas, ya que está 
            al tope de la cadena alimenticia.
 
  La 
            captura
  Para capturar este primer ejemplar, fue necesario 
            esperar dos años. La primera alternativa que se eligió fue una 
            captura "pasiva" con trampas tipo jaula.
  Se colocaron cuatro 
            de estas trampas cerca de un río, donde se sabía que los yaguaretés 
            solían ir a buscar sus presas. Todas las trampas tenían un señuelo 
            (un cabrito vivo) adentro. Y los cazadores no tuvieron 
            éxito.
  Entonces se optó por salir a buscarlos, guiados por un 
            baquiano de la región de Yungas, un ex cazador, quien llevó a sus 
            perros "tigreros", adiestrados para la caza de 
            yaguaretés.
  Pero esta vez, del rifle no saldría una bala para 
            matar al animal sino un dardo para adormecerlo. Los biólogos 
            contaban con sólo 45 minutos para ponerle el collar, pesarlo, 
            medirlo y sacarle muestras de sangre para determinar su ADN. Esto 
            permitirá establecer parentescos entre los distintos 
            grupos.
  La caza fue al anochecer, cuando se producen los 
            picos de actividad de estos animales. Porque los yaguaretés suelen 
            salir a cazar de noche animales más grandes que ellos. 
      
        
        
          
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            El 
            lunes pasado, los perros tigreros rastrearon al animal en una finca 
            de la zona de Orán, donde los biólogos lo andaban 
            buscando.
               Lo acorralaron cerca del río Santa María, y lo 
            obligaron a subirse a un árbol en busca de refugio. Esa fue la 
            oportunidad para capturarlo. Es una hembra casi "abuela", según 
            Perovic. 
              "El collar que le pusimos es de un material 
            flexible, apto para este tipo de tareas, que se coloca en el cuello 
            y tiene una batería que dura dos años", contó Ezcurra. Y 
            agregó que ya tienen previsto capturar a otros tres yaguaretés para 
            extender la experiencia del seguimiento satelital.  | 
           
         
        
       
       "La 
            verdadera fiera"
  Los investigadores sostienen que no se 
            sabe con certeza el número de yaguaretés que hay tanto en Yungas 
            como en la selva misionera, dos lugares donde viven. El número 
            viable para que la población sobreviva, es de entre 50 y un centenar 
            de ejemplares.
  Los guaraníes los llamaban "la verdadera 
            fiera". Muchos siglos después de ellos, el hombre moderno empieza a 
            establecer lazos para no matarlos. Para que la selva pueda mantener 
            su 
  equilibrio. 
      Un
      carnívoro solitario y de gran destreza  
      Originalmente, 
            se podía encontrar jaguares desde el sur de los Estados Unidos hasta 
            el norte de la Patagonia argentina. Hoy, esa área se redujo al 62 
            por ciento.
  La caza fue el principal motivo para que se 
            redujera ese territorio y la cantidad de ejemplares.
  Tampoco 
            se sabe cuántos hay en Argentina. Según una investigación realizada 
            en las provincias de Jujuy y Salta, hay sólo 196 registros de 
            presencia de yaguaretés desde 1990. Estas constataciones se 
            lograron a través de avistajes, porque fueron cazados, porque se 
            encontraron bovinos depredados y por huellas.
  Además de la 
            selva de Yungas, también se sabe que es posible encontrarlos en el 
            Chaco, Santiago del Estero, Formosa y la selva misionera.
  Son 
            animales estrictamente carnívoros, que comen especialmente ganado, 
            pecaríes y corzuelas. Pero suelen agregar en su alimentación desde 
            pescados hasta frutos.
  Su tremenda capacidad de 
            adaptación les permite vivir tanto en las zonas selváticas como 
            en las regiones de sabanas abiertas o de zonas desérticas. Es un 
            animal solitario, que solamente se junta en las épocas de celo para 
            poder procrear.
  El único competidor natural que tiene es el 
            puma, con el que comparte el territorio y persigue a las mismas 
            presas. El yaguareté (o jaguar) es un animal que tiene mandíbulas 
            y garras poderosas. Para un yaguareté es posible dominar a una 
            vaca mordiéndole el cuello, y puede arrastrarla hasta su escondite 
            para devorarla totalmente.
  Suele estar activo durante gran 
            parte del día. Pero los picos de actividad se encuentran sobre todo 
            al anochecer. Aunque esta costumbre varía según las épocas del año y 
            con las características de la región donde se encuentre. 
      VER 
        INFOGRAFIA
        
       acceda a los videos de
      la National Geographic donde podrá ver la colocación del collar:
       
      
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