La inquietud por salvar para el futuro este
notable ejemplo de nuestro patrimonio natural, fue iniciado por un grupo de
naturalistas e investigadores del Instituto Miguel Lillo de Tucumán. En 1971 se
elaboró el "Informe preliminar sobre la creación del Parque Nacional
Lipeo-Baritú". Allí se destacaba que "el área no ha sufrido transformaciones ni
la influencia del hombre o del ganado en los últimos 200 años". Los naturalistas
que estudiaron el área ponderaban la "incomparable riqueza faunística" y la
presencia de "especies vegetales que aquí tienen un desarrollo considerable, más
al Sur, en la Finca El Rey (Salta) o en Tucumán no pasan de ser arbolitos". Por
tales razones, no extraña que la iniciativa de convertir al área en Parque
Nacional haya tenido una favorable acogida en el gobierno salteño primero y en
el entonces Servicio Nacional de Parques Nacionales. En 1973, una ley provincial
cedía al Estado Nacional los terrenos involucrados y en marzo del año siguiente,
la ley que lo creaba oficialmente obtenía su sanción con la rúbrica del entonces
Presidente de Argentina, el General Juan Domingo Perón.
Las 72.439ha que ocupa este parque, tiene por
finalidad proteger el sector más norteño presente en la Argentina, (en la
provincia de Salta a 30km de la ciudad de San Ramón de la Nueva Orán), del bioma
de las Yungas en muy buen estado de conservación y casi no modificado por la
acción humana.
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DESCRIPCIÓN GENERAL: Este Parque es, a la vez, el
más agreste y el menos conocido de nuestra geografía, dado que resulta muy
difícil llegar a él e inclusive recorrerlo. Ubicado en el corazón de la selva
Tucumano-oranense, casi toda su superficie ha conservado la prístina integridad
de su flora y fauna nativas. Su relieve es sumamente escabroso, erizado de
cuchillas, fallas y pliegues, como los que se observan en las Serranías de Porongal y Palancha. Los límites de este Parque consisten casi totalmente en
cordones montañosos, como el de las Pabas, de más de 2.000 metros de altura,
Cerro Negro y Los Picachos. Algunos ríos y arroyos, como el Lipeo, Porongal,
Baritú, Pescado y otros, serpentean entre la abrupta topografía y corren
torrentosos por desfiladeros abismales, hasta desembocar finalmente en el Río
Bermejo. La vegetación es la selvática característica de la Yunga, son sus pisos
altitudinales. Se distinguen los gigantescos Cedros, Lapachos, Tipas Blancas,
Maromas o Higuerones, Roble, Palo Trébol, Nogal, etc. En las cuchilla prevalecen
los Cebiles y en los lugares húmedos y elevados encontramos la Selva de
Mirtáceas. A esta la integran el Mato, Horco Molle o Palo Barroso, Arrayán y
Guayabo, entre otros. Al pie de estos árboles, formando el sotobosque, son
comunes los Helechos Arborescentes. Las casi insuperables dificultades de acceso
para recorrer la zona del Parque, unido a que los escasos pobladores están
concentrados en pueblos distantes, ha permitido hasta hace poco tiempo, la
excelente conservación de su flora y su fauna. Todavía está presente el
Yaguareté junto al Tapir, Corzuelas, Pecaríes, Ardillas, y una gran variedad de
aves. Lamentablemente, su proverbial virginidad se está perdiendo debido a la
acción de cazadores furtivos, la extracción de madera, y otros problemas,
agravados por la falta de vigilancia. La acción destructiva penetra a través de
las numerosas vías de acceso ilegales (picadas, caminos secundarios, etc.) que
se encuentran dentro del Parque.
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BIOMA: Yunga o Selva Tucumano-Oranense
(Ver
Yungas -Ecoregión-)
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FLORA: En las Yungas las condiciones climáticas,
como lluvia, humedad y temperatura varían abruptamente con la altitud entre
puntos relativamente cercanos. Así los valles y las zonas bajas gozan un clima
cálido y menos lluvioso, aunque de heladas menos frecuentes. En las laderas, en
cambio, la temperatura es algo menor pero las precipitaciones son menos
abundantes. En las zonas aún más elevadas se pasa a un clima templado húmedo con
fríos inviernos en los cuales son frecuentes las nevadas. Esta particulares
circunstancias determinan la existencia de una serie de fajas o pisos de
vegetación bien diferenciadas entre sí. En Baritú, dada su particular ubicación
geográfica y la gran altura de todo su relieve, hallamos muy pobremente
representada a la Selva Basal o Selva de Transición. Las Selvas Montanas
ubicadas por encima de la formación anterior, ocupan las laderas orientales
formando una masa boscosa impenetrable, habitualmente cubierta por nubes durante
el verano y principios del otoño. Esas nubes hacen de esta formación la más
húmeda de todas, con lluvias de hasta 3.000 mm anuales. Estas características
determinan un ambiente interior húmedo, sombrío y sofocante en verano, donde una
multitud de lianas, enredaderas y epífitas se enlazan y vegetan sobre los
troncos y ramas de los árboles, cubriéndolos casi por completo. Aquí predominan
los árboles de hojas perennes y su tamaño es mucho mayor que en la Selva Basal,
llegando hasta los 30 metros de altura. Forman este grupo de gigantes vegetales
el Laurel de la Falda, cuyo tronco llega a los 2,50 metros de diámetro, el Horco
Molle o Palo Barroso, el Nogal Criollo, de nueces comestibles, y numerosas
Mirtáceas (la familia de los Arrayanes y Eucaliptus) como el Mato, Guil,
Horco-Mato, Alpa-Mato, etc. que definen, cuando se presentan en abundancia, una
formación particular llamada Selva de Mirtáceas. En Baritú, son muy abundantes
los Helechos Arborescentes, verdaderos fósiles vivientes, que forman
bosquecillos y llegan a alcanzar los cuatro metros de altura. A medida que
ascendemos por las laderas, dejamos la selva con árboles de follaje perenne,
para volvernos a encontrar con los de hoja caduca que integran el llamado Bosque
Montano. Esta formación debe soportar inviernos fríos y secos y escasas lluvias
(apenas 400 mm.). Aquí se diferencian tres tipos de bosque: los de Pino del
Cerro, los de Aliso y los Queñoa. Estos pueden estar entremezclados, pero con
frecuencia forman comunidades casi puras. El Pino del Cerro es la única conífera
del Noroeste argentino. El Aliso, que llega hasta México se ubica en pendientes
pronunciadas. La Queñoa es un pequeño árbol de tronco retorcido que puede
encontrarse hasta los 3000 mts. de altura sobre paredones rocosos, alcanzando
una altura de hasta 6 mts. Por encima de los Bosques Montanos encontramos los
Prados Montanos formados en su totalidad por gramíneas y otras herbáceas que
florecen durante las épocas de lluvia otorgándole al paisaje una belleza
inigualable.
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FAUNA: En las Yungas hallaremos una enorme
diversidad de especies animales acorde con la diversidad de ambientes, estratos
de la vegetación y pisos altitudinales. Muchas de estas especies, especialmente
las aves, realizan desplazamientos estacionales desde las zonas altas a las
bajas en invierno, y a la inversa en verano. Este grupo de vertebrados es el más
numeroso, con cerca de 250 especies registradas para el Parque. Muchas de ellas
son exclusivas de esta formación vegetal, las Yungas, no hallándoselas en ningún
otro ambiente natural de Argentina. Las especies más representativas son el
Águila Poma, enorme rapaz en peligro de extinción, los grandes loros como el
Guacamayo Verde, el de Cara Roja y Frente Naranja, el Loro Aligero
(característico de los Bosques de Aliso), Pavas de Monte como la de Cara Roja,
endémica de la región, y una multitud de Picaflores, pequeñas aves frugívoras,
trepadoras e insectívoras. Entre los mamíferos encontramos el grupo de los
herbívoros, representados por el Tapir, los Pecaríes Labiado y de Collar, las
Corzuelas Roja y Parda, el Agutí y el Tapetí, un conejo autóctono. En los
Pastizales de Altura hallamos a otro ciervo autóctono, la Taruca o Huemul del
Norte que se encuentra en peligro de extinción por la caza de la cual es objeto,
ya que constituye un trofeo muy preciado. Los carnívoros se encuentran en
abundancia tanto los de gran porte como el Yaguareté (especie en peligro de
extinción) como los de mediano tamaño como el Hurón Grande, el Gato Tigre y el
Zorro de Monte. En Baritú se supone la existencia del Oso de Anteojos o Ucumar
(el único oso sudamericano), dado el testimonio de algunos lugareños, y su
participación en relatos míticos locales. A pesar de ello aún no puede agregarse
a la fauna argentina, aunque es muy posible que algunos ejemplares alcancen la
zona del Parque desde la cercana Bolivia, donde sí está comprobada su presencia.
Muchas especies de mamíferos son de hábitos exclusivamente arborícolas como el
Coendú, un erizo sudamericano; el Perezoso, ya muy raro en la región; las
Ardillas, que recorren los troncos en busca de frutos y semillas y el Mono Caí,
que se mueve en pequeños grupos por las copas de los árboles. Existe en este
bioma un grupo de anfibios atípico: el de las ranas marsupiales. Estas especies
colocan sus huevos en bolsas o marsupios que se encuentran en sus espaldas,
dentro de los cuales se produce todo el desarrollo larvario. Una vez completado
éste salen del marsupio las pequeñas ranitas totalmente formadas. La fauna de
invertebrados, muy poco estudiada, es muy variada y rica siendo las formas más
comunes las mismas que abundan en las regiones selváticas de Misiones y el
Amazonas.
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PROBLEMAS DE CONSERVACIÓN: Existen problemas de
caza furtiva, extracción y explotación ilegal de madera. Esto se ve favorecido
por las múltiples vías de acceso que en algunos sectores surcan el área. También
se registran ingresiones de ganado doméstico, y los pobladores vecinos,
aprovechando la indefinición de los límites del área en algunas zonas, desmontan
pequeñas parcelas de selva para realizar sus cultivos. El control de las
actividades ilegales se torna difícil dada la escasez de personal de vigilancia
con la que cuenta el Parque. La principal amenaza que hoy se cierne sobre el
área son una serie de represas proyectadas en los principales ríos de la zona,
que afectarían directamente al Parque. Estas represas forman parte de un
proyecto regional a gran escala de aprovechamiento del Río Bermejo.
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ITINERARIOS: Aunque el Parque es visitado por
algunos grupos, inclusive extranjeros, no se cuenta con la infraestructura
adecuada de atención al público. Para las recorridas se recomienda asesorarse
previamente en el centro operativo del Parque situado en la localidad de Los
Toldos. En la ciudad de Salta se puede contactar al personal de la Delegación
Técnica Regional Noroeste, que también podrán brindar asesoramiento e
información sobre el Parque.
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FUENTES: La Conservación de la Naturaleza:
Parques Nacionales Argentinos. H. Correa Luna. 1974 Libro de la Naturaleza
Argentina (Ed. Atlántida) Parques Nacionales de Salta. Aire y Sol. Los Parques
Nacionales de Argentina.
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