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Creado en el año 1934 con el fin de
proteger la exuberante selva subtropical que rodea las Cataratas del Río
Iguazú como así también sus especies animales y vegetales características.
En el año 1984 fué incluído como Patrimonio Mundial por la UNESCO.
Abarca 67.620 ha |
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(53.309 corresponden a la categoría de
Parque Nacional y 6.336 a la de Reserva Nacional) en el noroeste de la provincia
de Misiones, Dpto. Iguazú, a 302 km de la capital provincial, Posadas y a
14 km de Puerto Iguazú, ciudad que junto a Foz do Iguaçu (Brasil) y Ciudad del
Este (Paraguay) conforman las "tres fronteras".
La historia del Parque Nacional Iguazú está
íntimamente ligada al nacimiento del actual sistema de áreas protegidas de la
Argentina, ya que fue el primero del norte del país y el segundo en la historia
de nuestros Parques. El famoso arquitecto paisajista de origen francés que
residía en Argentina, Carlos Thays, fue enviado a la región en 1902 por el
Gobernador del entonces Territorio de Misiones y el Ministerio del Interior, a
fin de trazar un plano de las ya conocidas Cataratas del Iguazú. Thays debía
proyectar las obras que permitirían el acceso de los visitantes a los saltos y
las que aseguraran la permanencia de los mismos en ese hermoso paraje. Una
extensión de tierras de unas 75.000 ha de superficie, que incluían a las
Cataratas, fueron adquiridas en 1907 por Domingo Ayarragaray. Posteriormente, en
1909, por ley nacional, se realizaron las reservas de tierra en torno a las
Cataratas, a fin de establecer en ellas un Parque Nacional. Es por ello que en
1928 el Gobierno Nacional adquirió las tierras pertenecientes a la sucesión
Ayarragaray. Unas 55.000 ha fueron destinadas al futuro Parque Nacional y otras
20.000 las cedió al Ejército. Estas últimas fueron anexadas a las primeras en
1934 Esto significa que el Parque Nacional Iguazú como tal fue planificado con
anterioridad a su creación definitiva, que recién tomará forma a partir de 1934
con la creación de la Dirección de Parques Nacionales. El artífice y pionero de
este proceso fue Thays, quien realizó el primer proyecto de creación y
ordenamiento de un Parque Nacional en el país.
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DESCRIPCIÓN GENERAL: El P.N. Iguazú está enmarcado
en una de las regiones naturales de mayor riqueza faunística y florística de la
Argentina: la Selva Misionera, que fuera de los límites de nuestro país lleva el
nombre de Selva Paranaense. Teniendo como límite natural al norte el río Iguazú,
el Parque es mundialmente conocido por la belleza y majestuosidad de las
Cataratas del río homónimo. Pero esta característica de su paisaje constituye
una pequeña parte de la enorme importancia biológica de esta área natural.
Dentro de sus límites hallaremos una completísima muestra de la flora y la fauna
que tiempo atrás ocupara la mayor parte de la provincia de Misiones. La
gran diversidad de ambientes permite la existencia de una variadísima vida
animal y vegetal que puede agruparse según el área que ocupan. Los propios
saltos de agua albergan una vegetación especialmente adaptada a esa constante
humedad y al golpe terrible de las aguas. Aves como el Vencejo de Cascada
nidifica y reposa sobre los verticales paredones rocosos junto o detrás de las
caídas de agua, mientras que las enormes bandadas de Jotes de Cabeza Negra
revolotean sobre las Cataratas aprovechando el empuje de las masas de aire
ascendente desplazadas por el agua en constante movimiento. Animales de hábitos
acuáticos como el Yacaré Overo o de Hocico Ancho o el ya casi desaparecido Lobo
Gargantilla habitan los cursos de ríos y riachos. Seguramente nos llamará la
atención la gran cantidad de islas que pueblan el curso superior del río Iguazú,
inmediatamente por encima de los saltos de agua . Estas islas están totalmente
cubiertas por un tipo de selva diferente a la del resto del área. Allí se crea
un ambiente propicio para el desarrollo de plantas que son exclusivas de estos
sitios y no se encuentran en otros lugares del país. No resulta llamativo
entonces el hecho de encontrar especies de anfibios y aún de aves estrechamente
ligadas a este ambiente. Sobre las costas del río Iguazú y sus tributarios
hallaremos una densa selva ribereña enriquecida con especies de las zonas más
altas que, al igual que el sistema de islas vecino, está sujeta a periódicas
inundaciones. Tierra adentro encontramos la máxima expresión de la selva
misionera con toda su riqueza y diversidad biológica. La gran cantidad de
estratos de vegetación que posee, ofrece una casi ilimitada gama de recursos
alimentarios, refugios, etc.. Esto permite la convivencia de una enorme cantidad
de especies animales que se distribuyen los "departamentos" de los distintos
pisos de un "edificio" imaginario. Con un poco de atención podremos observar a
los animales que se mueven en el "techo" de la selva, a unos 20 metros de
altura, los que recorren los troncos de los árboles, que viven en los
cañaverales y los esencialmente terrestres que habitan el suelo de la
selva.
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BIOMA: Selva Misionera o Selva Paranaense
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FLORA: La riqueza florística de la Selva Misionera
sorprende hasta al lego en la materia. Se conocen unas 2000 especies de plantas
vasculares, entre las que se hallan unas 90 de árboles de gran porte, y
alrededor de 150 especies arbóreas menores y arbustivas. Por definición, una
selva está compuesta por numerosos estratos de vegetación, cada uno
caracterizado por un grupo particular de especies, tanto animales como
vegetales. El llamado dosel o techo de la selva está situado entre los 10 y 20
metros de altura, y lo conforman especies arbóreas de gran porte como el
Guatambú Blanco, el Laurel Negro y la Cancharana.
Los acompañan dos Palmeras: la Pindó y el Palmito, junto al Aguay, el Laurel
Amarillo y el Peteribí. Superando esta densa capa se encuentra el estrato de los
emergentes (los gigantes de la selva) formado por el Palo Rosa, el Incienso, el
Ibirá-pitá, el Rabo Molle, el Alecrín y el Timbó. El estrato intermedio está
constituido por todos los renovales de las especie mencionadas, por árboles de
menor porte, y por los llamativos Helechos Arborescentes, vestigios vivientes de
épocas prehistóricas. Por debajo de este estrato hallaremos el arbustivo,
dominado entre otras numerosas especies, por las bambúseas (parientes de la caña
Bambú) como la gigantesca Caña Tacuaruzú, las menores como la Yatevó y Tacuapí y
la trepadora Tacuarembó. Estas especies forman frecuentemente cañaverales
impenetrables. El estrato herbáceo, está compuesto principalmente por gramíneas
(pastos) y se encuentra tapizado por materia orgánica en descomposición, sobre
la cual proliferan infinidad de líquenes, musgos y hongos (esta microcomunidad
forma el llamado estrato muscinal). Una enorme variedad de plantas que se
aferran a troncos y ramas constituyen el estrato de las epífitas. Finalmente, y
conectando esta multitud vegetal se encuentran las lianas y enredaderas que
vegetan sobre las ramas de los árboles más altos y descienden con sus raíces
hasta el suelo selvático.
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FAUNA: La variedad de animales presentes está
íntimamente relacionada con la diversidad ambiental. Uno de los grupos más
numerosos es el de las Aves, que cuenta con unas 450 especies citadas hasta el
momento para el área. Tengamos en cuenta que en la provincia de Misiones se han
registrado unas 500 especies y en la Argentina unas 1000, cifras que evidencian
la enorme biodiversidad que sostiene este ecosistema. Existe todo un grupo de
especies de hábitos especialmente terrícolas, con poca capacidad de vuelo, que
recorren el suelo de la selva. Ejemplo de ello son los inuambúes, el mayor de
los cuales es el Macuco. En el dosel selvático, en cambio, se mueven aves
principalmente frugívoras, como los Tucanes Toco o Grande, Rojo y Amarillo,
Arasaríes y una enorme variedad de pequeñas aves multicolores como los Tangaráes
y Fruteros o el Chorao. Por encima del techo vegetal las grandes rapaces como el
Águila Harpía, Águila Monera, y las Águilas Crestudas utilizan como atalayas las
gigantescas copas de los árboles emergentes, vigilando los movimientos de monos
y otras especies arborícolas que constituyen su alimento. Otra gran variedad de
especies de hábitos acuáticos ocupan los innumerables riachos y el mismo río
Iguazú. Entre los reptiles se destaca el Yacaré Overo,
que suele vérselo asoleándose sobre las costas barrrosas, a veces junto a
Tortugas de río. Muchas especies de mamíferos están adaptados a condiciones
semiacuáticas de vida. Ejemplo de esto es la curiosa Cuica de Agua, de la
familia de las comadrejas, el Lobito de Río y el ya escasísimo Lobo Gargantilla.
Esta última especie, que llega a tener 2 metros de longitud, es conocido también
con los nombres de Lobo Grande, Ariranha en Brasil y Nutria Gigante del
Amazonas, ya que en esa región de Sudamérica aún es abundante. Entre los
vertebrados de tierra firme figuran el Tapir o Anta, el Oso Hormiguero Grande,
las Corzuelas, de las cuales hallamos dos especies: la Enana y la Colorada, el
Pecarí Labiado, la Paca y el Agutí. Un grupo particularmente diverso es el de
los carnívoros, liderado por el de mayor porte: el Yaguareté o Tigre americano,
que está acompañado por el Puma, el Ocelote, los gatos menores como el Chiví,
Margay y Yaguarundí, el Hurón Mayor, el tirica, el Mayuato, el Perro o Zorro Vinagre, entre
otros. Las especies de hábitos arborícolas forman otro grupo aparte, como el Oso
Melero o Tamanduá, el Coatí, el Coendú, y el Mono Caí. En todos los estratos
selváticos están presentes los anfibios, los reptiles (culebras y víboras)
algunos de los cuales son muy venenosos como la Yararacusú. El grupo de los
peces está también muy diversificado. Se encuentran bien diferenciados en dos
grupos: los que habitan aguas arriba de las cataratas y los de aguas abajo. Esa
formidable barrera natural ha permitido la diferenciación de especies exclusivas
del curso superior del río Iguazú, ya que hasta allí no llegan los grandes peces
carnívoros del Paraná, como el Dorado. El elenco faunístico se completa con una
cantidad aún no determinada de insectos. Miles de especies pueblan los ríos, la
selva y el suelo. La familia más vistosa es sin duda la de las mariposas;
algunas sorprenden al visitante por su tamaño, otras por su gran variedad de
colores y formas.
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PROBLEMAS DE CONSERVACIÓN: Dentro del Parque
existen numerosos problemas de conservación que afectan directa o indirectamente
al paisaje, la flora y la fauna nativas. En primer lugar la enorme y creciente
afluencia turística ha motivado el deterioro del sector conocido como "Área
Cataratas". La construcción del Hotel Internacional y la infraestructura de
atención al visitante, los estacionamientos, los puestos de venta de todo tipo,
sólo por mencionar algunos ejemplos, han generado la acumulación de basura, el
pisoteo de la vegetación, el cambio de hábitos de especies animales silvestres y
por supuesto un impacto visual negativo en el paisaje. La fauna ya no sufre la
caza furtiva dentro de los límites del Parque debido al estricto control que
realiza el cuerpo de Guardaparques. En cambio, la ruta nacional 101 que atraviesa
al Parque por la mitad, de oeste a este, constituye un problema aún mayor para
la fauna nativa. Miles de animales son atropellados todo los años en esta ruta.
Reptiles, anfibios, pájaros y mamíferos de gran porte como Tapires, Osos
Hormigueros y hasta Yaguaretés han sido encontrados muertos a todo lo largo de
su recorrido. La extracción furtiva de Palmitos se convirtió en una amenaza para
las perseguidas poblaciones de esta palmera silvestre y ha ocasionado
enfrentamientos armados entre los Guardaparques y los pobladores rurales
implicados. El borde este del Parque sufre una constante presión por parte de
las zonas limítrofes profundamente modificadas por las actividades humanas. Por
ejemplo, las plantaciones de Coníferas llegan hasta el mismo borde del área
protegida, afectando la continuidad de ambientes naturales necesaria para la
subsistencia de la enorme biodiversidad que habita el Parque. La situación de
aislamiento se agrava cada vez más, en proporción al avance constante del hombre
sobre la Selva.
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ITINERARIOS: Paseos Inferiores: Partiendo
desde el mirador, que recuerda por su figura a un faro y se destaca del entorno
por su color blanco, se desciende por numerosas escalinatas (algunas fueron
talladas en la misma roca) hacia el río Iguazú y se transita por un bello
sendero pedestre. Rodeado de la exuberante selva podrá disfrutar de una íntima
visión de la parte inferior de los saltos. Comenzando la visita por el salto Lanusse y
pasando por el Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, llegará a un espléndido punto
panorámico desde donde tendrá una primera vista de la Garganta del Diablo.
Avanzando un poco más se observa la Isla San Martín y a su derecha el Salto que
lleva el mismo nombre. Al final del sendero se encuentra el Salto Bozzetti. Si
permanecemos demasiado tiempo terminaremos totalmente mojados, pues allí el
rocío producido por el choque de las aguas con las rocas forma una tenue pero
incesante lluvia continua. Descendiendo por el sendero hacia la Punta Peligro
podrá, si en ese momento se encuentra habilitado, navegar por el río Iguazú y
cruzar a la isla San Martín. Ya de regreso pasaremos por el Salto Dos Hermanas,
donde podrá gozar de un refrescante baño en la enorme pileta natural que se
forma en su base. Paseos Superiores:
Partiendo desde el mismo sitio antes mencionado recorrerá, como el nombre de los
paseos lo indica, la parte superior de las caídas de agua. El punto de
observación desde un nivel más alto cambia por completo la visión del paisaje.
Verá prácticamente a sus pies despeñarse las turbulentas aguas, para caer con
furioso estruendo a 60 metros más abajo. De esta manera visitará nuevamente el
Salto Dos Hermanas, el Bozzetti, el Chico, que serán un pequeñísimo adelanto de
la insuperable y máxima maravilla de las Cataratas del Iguazú: la Garganta del
Diablo. Los saltos, cuyo número varía de 260 a 160 según el nivel del río, se
originan por una gigantesca falla geológica que produce el desnivel del terreno.
Este enorme barranco de 2.700 metros de largo, tiene la forma de dos arcos
unidos en un extremo por una herradura por la que cae el curso principal del
río. En ese preciso sitio, donde el agua cubre un recorrido vertical de 70
metros, nos sorprenderá el ensordecedor bramar de las aguas, permanentemente
cubiertas por densas columnas de vapor que despide el formidable choque del
líquido con las rocas. |
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si tenemos suerte, veremos cruzar
delante de nuestro vehículo. A lo largo de la ruta podremos apreciar un corte
transversal de la selva, dejando a la vista los numerosos estratos vegetales que
la componen. Asimismo, desde los puentes de arroyos como el Ñandú, Ibicuy,
Central, Santo Domingo, se hallarán completas muestras de la selva ribereña o
bosque en galería que ocupa las márgenes de los cursos de agua de la región.
Unos kilómetros antes de llegar a nuestro punto de llegada, la Seccional Yacuy,
nos maravillaremos al encontrar al borde mismo del camino gigantescos árboles
que alcanzan los 30 o más metros de altura y cuyos troncos superan holgadamente
el metro de diámetro. Se trata de los perseguidos Palos Rosa, cuya madera de
primerísima calidad los ha llevado casi al borde de la desaparición. Junto a
estos árboles viven, en llamativa asociación, los Palmitos. Esta palmera, a
pesar de su delgado tronco de unos 15 a 20 cm de diámetro puede alcanzar alturas
de hasta 15 o 20 metros. Su poblaciones silvestres también han sufrido la
depredación por el valioso cogollo comestible. Al llegar a la Seccional Yacuy
apreciaremos con tristeza cómo la acción del hombre ha hecho retroceder al
maravilloso mundo selvático, que apenas puede sobrevivir fuera de los límites de
este Parque.
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FUENTES:Erize, F.; M. Canevari; P. Canevari; G.
Costa y M. Rumboll. 1981. Los Parques Nacionales de la Argentina y otras de sus
áreas naturales. Instituto de Cooperación Iberoamericana-Instituto de la Caza
Fotográfica y Ciencias de la Naturaleza. Madrid, España.Berjman, S. y R.
Gutiérrez. 1988. Patrimonio cultural y patrimonio natural: la arquitectura en
los Parques Nacionales Nahuel Huapi e Iguazú (hasta 1950). Instituto Argentino
de Investigaciones de Historia de la arquitectura y del Urbanismo. Cinti, R.R.
1983. Parque Nacional Iguazú. Aire & Sol. Ed. Abril S.A., Bs.As. |
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